El Para qué del Qué de tus propósitos de 2014

No sé a ti, pero a mí la Navidad ya parece quedarme a años luz. Sí, todavía con un deje dulce en la boca y sí, todavía con algunos polvorones que se han escapado a las farturas.

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Ay, los excesos.

Ahora es tiempo de cumplir todo aquello que hemos dicho, hacia dentro o hacia fuera, en compañía de los nuestros y probablemente con una copita de más. Es tiempo de decidir si empezamos a cumplir nuestras propias promesas electorales, compromisos que para muchos adaptan la forma clásica de propósitos.

Han sido fechas muy sociales y he tenido la oportunidad hacer un buen muestreo en diferentes situaciones, ambientes y estados de ánimo. Sabes, cuando te dije eso de «ahora no estoy de psicólogo, estoy de paisano»… Te engañé. Deformación profesional. Así que gracias por tu colaboración anónima para esta lista particular que engloba los principales propósitos de 2014:

1.- Encontrar trabajo o cambiarse a otro nuevo. Además de lo obvio, el que no tiene trabajo quiere encontrar uno, me parece muy sintomático el que un 70% de los de mis círculos* quieran cambiarse con el mismo ímpetu que aquellos que están sin nada. Incluso hay quien está al borde del colapso y está deseando que le despidan. Justo antes de Navidad, me encontré con un amigo por la calle. Nos saludamos e intercambiamos unas palabras rápidas porque yo tenía una sesión. Me sorprendió que de esas palabras, al preguntarle qué tal, me contestó: «Bien, me echan a principio de año. Todo controlado, es lo que quiero». Con una sonrisa que irradiaba paz y alivio, ante mi sonrisa cómplice y ojos como platos.

Como digo, sintomático. El Yo Persona tiene menos tragaderas que el Yo Ciudadano o el Yo Trabajador. También tiene más aspiraciones y áreas en las que quiere desarrollarse. plenamente. Lástima que el Yo Persona no suela contemplarse en leyes como la Reforma Laboral.

Volviendo al tema, aquí también encontramos puntos intermedios que aspiran a mejorar sus condiciones laborales dentro de su situación sin cambiar necesariamente su rumbo o llevar adelante un proyecto personal. Aquí me encuentro yo, por ejemplo.

Y por supuesto, el clásico de aprender inglés o cualquier idioma puntero se suele situar en este ámbito, al aumentar nuestras opciones y posibilidades para encontrar un puesto de trabajo que cumpla nuestras expectativas, no sólo las de la empresa o las del banco que tiene tu hipoteca.

2.- Trabajar menos. Muy relacionado con el anterior, por lo menos en mis círculos hay mucha gente que tiene horarios y condiciones laborales más propios de otros tiempos, a todas luces incompatibles con la vida, como diría el portavoz del Samur. Además del horario la mala planificación y gestión del tiempo en sus empresas les hace casi imposible cumplir con compromisos propios, con lo cual mucha parte de su vida queda secuestrado y supeditada casi un 100% a lo laboral. Jugar al baloncesto, tocar con el grupo, disfrutar de tu pareja, ver más a mis amigos, estar más con la familia… en apariencia tonterías si lo comparamos con pagar facturas, pero muy importantes para nuestro Yo Persona.

Muchos de mis clientes padecen grados diversos de ansiedad y depresión debido a grandes presiones y poco espacio personal, así que a veces deben desarrollar su inteligencia emocional, resiliencia y capacidad para el cambio al máximo, además de reconstruir su autoestima… ya que en lo laboral suele haber muy poco margen para el cambio a través de la asertividad.

En el fondo, no se trata de trabajar menos, sino de trabajar en mejores condiciones y disfrutar de nuestro tiempo libre con quien nos venga en gana. Tener más tiempo para uno mismo.Trabajar otras áreas de nosotros mismos, no sólo las obligaciones.

3.- Pensar/Decir menos. Hacer más. Uno de nuestros deportes patrios es practicar el arte de la queja. Esperar a que otros solucionen problemas que nos afectan o meter la cabeza en el hoyo e ir sacándola ocasionalmente a ver si las cosas han mejorado.

Sin quitar la responsabilidad y el peso de otros que puedan tener en la vida de cada cual, me gusta comprobar que muchos sacamos nuestro Mr Hyde más práctico para hacer nuestra parte, independientemente de políticos, banqueros, jefes y parejas. Ya sea un cambio de actitud general o aún mejor, enfocado a un propósito concreto, es una forma de poner límite a los abusos ajenos y situaciones que no nos satisfacen. Optimismo inteligente y psicología práctica.

¡Acción! Es una palabra clave para muchxs este año, y eso me alegra. Ahora a por ello, claro.

4.- Cuidarse. Todo un clásico que incluye enunciados como ponerme en forma, dejar de fumar, comer mejor… Esto pasa por adquirir nuevos hábitos y lo malo de esto para muchos es que requiere excesiva constancia a través de la repetición. A veces no se tiene muy claro para qué lo hacemos (no el por qué), sólo es un impulso que se traduce en unos días de actividad y control, y en cuanto lo agotamos volvemos a los viejos hábitos. No pain, no gain, es una categoría estrella para el coaching. ¿Qué falla cuando intentarlo no es suficiente? Al final del post, que quiero que sigas leyendo.

5.- Ser mejor persona. Éste me gusta especialmente, pues ponemos foco en nosotros como fuente de insatisfacción propia. Aquí se engloban el tengo que criticar menos, quiero ser más positivo, dejar de comerme la cabeza por todo, voy a dejar de enfadarme con mis hijxs, voy a dejar de ver los programas de Telecinco (sí, dejar de ver esa basura te hace mejor persona, así de claro).

Ser mejor persona no quiere decir que antes fueras mala persona. Simplemente, quieres mejorar y eso está bien. Es uno de los principios de la psicología positiva así que enhorabuena. Trabajando esos aspectos y competencias del eje ético/mental es muy probable que estés mejor y más feliz en tu vida en general. Y lo mejor es que depende al 100% de ti.

6.- Buscar pareja o mejorar la relación con la existente. Aquí hay diferentes puntos de partida. Hay quien busca para completarse, para buscar en el otro u otra eso que le falta. Aquí está el peligro de convertir a esa posible pareja en tu terapeuta. Si a esto le sumamos que solemos atraer lo que proyectamos, es posible que más que un terapeuta acabes trayendo a alguien con igual o más problemas que tú. Al principio la relación puede funcionar debido a la novedad, pero lo normal es que se acaben desarrollando patrones de una relación tóxica, más centrada en el déficit que en la potencia.

Es difícil compartirse con otro si no somos capaces de estar bien por nosotros mismos. Empieza por estar bien contigo mismo. Éste es un buen punto de partida. Especial cuidado con aquellos que piensen que ir a por un hijo va a solucionar problemas por la ausencia de un proyecto común.

Sin duda hay más propósitos concretos, pero es probable que puedan englobarse en alguna categoría. En sí mismos no son muy originales y a todos nos suenan. Una prueba más de que como seres humanos tenemos mucho en común y es el énfasis en la diferencia lo que acaba complicándonos la existencia a través de un Ego confundido. El Yo Persona ya es suficientemente original, no necesita de artificios.

Yendo a por el titular del post, los propósitos de esta lista hacen referencia al Qué. A menudo nos centramos exclusivamente en la mera acción, como si por sí misma fuera a cambiar algo. Es por ello que muchas veces conseguimos algo que creíamos importante pero que al final nos deja indiferentes. Y aquí es donde entra el Para qué. Aquella motivación profunda que nos empuja a hacer algo, a satisfacer una necesidad real, en verdad emocionante.

Dejar de fumar o adelgazar XX kilos porque te lo haya dicho el médico, tu pareja, tus amigos o el Pepito Grillo interior no es suficiente. Buscar pareja porque te lo diga tu madre o creas que se te está pasando el arroz tampoco. Además, estamos hablando del Para qué, no del Por qué. Y primero hay que quererlo por uno mismo. Y al mismo tiempo necesitarás conectar con tu propio Para qué para superar las dificultades y conseguir un éxito realmente significativo que satisfaga una necesidad importante para ti. Tenemos muchas capas sociales y suele ser complicado decidir lo que de verdad es nuestro y lo que no.

¿Cómo saber si un Para qué es significativo? Normalmente les digo a mis clientes que se imaginen como William Wallace dando un discurso a sus recursos, miedos y pensamientos. Y después contarlo a su red de apoyo. Porque cuando le cuentas tu auténtico Para qué a alguien, le contagias tu energía y tu emoción. Un Para qué potente es inspirador para los demás, es un asunto de rapport, es una buena fuente de feedback. Te tiene que salir de dentro y desde luego no puede dejar indiferente. Al revés, la carne de gallina es una buena señal. Ésa es la sensación que hay que buscar, conectar con la emoción profunda. ¿Y luego qué?  Luego viene el Cómo, que cuando tienes un Para qué potente, sale solo.

Pero de momento, a correr.

Ya sabes, por tu Libertad.

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