Amor Plug&Play

El amor. La piedra en la que tropiezas una y mil veces. Ese algo tan bonito en lo que no terminas de creer. Eso que es para otros… Y sí, para algunos privilegiados, también ese alguien con el te despiertas cada mañana. Pero cuidado, que aquí nadie puede confiarse. Según un informe del Instituto de Política Familiar (IPF) de 2010, dos de cada tres matrimonios en España terminan en divorcio. Durante el período de 1998 a 2008, los casos de divorcios se triplicaron, colocándonos en los primeros puestos de Europa. ¿Qué podemos hacer para vencer a las estadísticas?

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La compatibilidad no entiende de colores. (Foto encontrada en pulptastic.com)

Desde luego, una buena forma es elegir bien desde el principio. Celestinos varios y agencias de contactos apuestan por este método y en los últimos años han aflorado un sinfín de apps y portales al respecto. Los hay más o menos completos en la posibilidad que ofrecen sus perfiles, pero la gran mayoría se han convertido en un gran escaparate en el que ver y ser visto. Buscar esa compatibilidad que facilite que miles de lazy singles dejen (dejemos, ejem) de serlo.

Ahora bien, ¿sabemos realmente lo que queremos?¿Hasta qué punto nuestros gustos nos definen? ¿Es mejor que nos parezcamos en todo, que nos guste lo mismo? ¿Que el rojo sea su color preferido o que le pirre el sushi es indicativo de éxito en pareja?

Desde luego, los gustos personales pueden indicar algo, pero una auténtica relación de pareja profunda y completa va más allá de datos que pueden ser anecdóticos.

Entonces, ¿por dónde empezar? Antes de ver la compatibilidad con otro, mejor mirar hacia uno mismo y empezar a construir desde una sana autoestima. Sentirnos completos es el primer paso, ya no para encontrar una peligrosa media naranja, sino para encontrar una entera. Además, conviene haber cerrado puertas y haber hecho las paces con el pasado para dejar espacio a lo que haya de venir. Un espacio que permitirá profundizar en lo que hay debajo de ciertos gustos: una forma de entender la pareja, unas expectativas y un proyecto común.

En 1986, John Gottman y Robert Levenson crearon el “Laboratorio del Amor” en la Universidad de Washington para poner en claro los hábitos y comportamientos de las parejas duraderas y las que no. ¿Qué patrones los diferencian?¿Cuáles son sus principales características? 130 parejas participaron en el experimento, que consistía en pasar un día en un idílico bed&breakfast para hacer lo que se suele hacer en vacaciones: leer, escuchar música, cocinar, salir a dar un paseo, hablar… Y algunos discutir, por supuesto.

Lo más sorprendente es que, lejos de compatibilidades, atracciones iniciales, valores y otras grandes palabras, los resultados indican que son la cotidianidad y los pequeños detalles los que marcan la diferencia día a día, en forma de dos variables: generosidad y amabilidad. Y sus antagonistas: la queja, el criticismo y la hostilidad.

Hasta el punto de que al observar el tipo de interacción fueron capaces de predecir qué parejas romperían, cuáles se mantendrían, pero infelices; y cuáles seguirían felices muchos años después… con una precisión del 94%. Nada mal.

Claro que no todo es raciocinio y la ciencia aporta múltiples perspectivas, incluso en lo instintivo. De cara a buscar la compatibilidad, está demostrada también la función de nuestros 5 sentidos, mucho más primaria e intuitiva:

Así que hablar de si hay química o no es más que adecuado. Parece que, por mucho que los estudiosos se preocupen por delimitar los factores neuronales, sociales y culturales de la atracción, el amor seguirá teniendo ese componente de magia que cada uno habrá de descubrir con su espíritu más abierto y experimentador. ¿Te atreverás a intentarlo?

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